Correr de forma saludable: cómo prevenir problemas cardiovasculares en un maratón
Cada año se celebran en España dos decenas de maratones, una prueba que exige un gran esfuerzo físico. Por eso, para quienes se animen a correr los 42,195 kilómetros de esta carrera es importante preparar el organismo y seguir unos consejos básicos con los que afrontar el reto. El deporte es una herramienta esencial para mantener una buena salud cardiovascular, pero ante pruebas tan exigentes, la prevención ante posibles problemas cardiacos también es clave.
Como explica el doctor Leonel Díaz González, coordinador del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología y cardiólogo del Consejo Superior de Deportes, el sistema cardiovascular durante una carrera tiene que satisfacer unas demandas mayores a las habituales, y la falta de preparación puede acarrear problemas importantes. El más grave, aunque tiene una baja prevalencia, es la muerte súbita. Para poder prevenirla, hay varias estrategias:
- Seguir hábitos saludables. La promoción de hábitos saludables es fundamental. Una alimentación saludable, mantener un buen nivel de actividad física, descansar lo suficiente y no fumar ayudan a mantener los factores de riesgo cardiovascular a raya, lo que contribuye a que el impacto que podría tener la prueba en el organismo sea en todo caso menor, disminuyendo en un alto porcentaje las posibilidades de un evento cardiovascular.
- Reconocimiento médico. En las paradas cardiacas en plena actividad física, los cardiólogos distinguen dos grupos: los menores de 35 años y los mayores de esa edad, ya que las causas suelen ser distintas. “En menores de 35 años, lo que solemos ver en las muertes súbitas en pruebas deportivas son causas congénitas o hereditarias, como miocardiopatías o que el origen de las arterias coronarias no sea el normal, aunque también puede haber causas adquiridas como una inflamación del corazón, por ejemplo”, explica el doctor Díaz González. Sin embargo, en los mayores de 35 años las causas suelen estar relacionadas con los factores de riesgo cardiovascular. Por eso, la prevención cambia dependiendo de si se trata de un corredor mayor o menor de esa edad. En el primer caso, un electrocardiograma puede detectar el problema, “y de esa forma tratar la causa, reduciendo mucho el riesgo”, señala el doctor Leonel Díaz González. Mientras que en los mayores de 35 años es más efectivo un reconocimiento médico que aborde la sintomatología y la historia familiar. “En este caso, se atenderá a los factores de riesgo que tenga esa persona, si fuma o no, si tiene o no obesidad, qué deporte y a qué intensidad quiere practicar… Dependiendo de las respuestas, habrá que ver qué pruebas necesita o si no necesita ninguna”.
- Entrenamiento progresivo. En todos los casos es fundamental que el entrenamiento previo a la prueba sea progresivo, y que la persona que vaya a participar en el maratón esté apropiadamente entrenada. De lo contrario, puede ser mucho sobreesfuerzo para un organismo que no haya contado con la preparación para ello. “Si vas a preparar una prueba de larga distancia y alta intensidad, no puedes seguir cualquier página web que te diga que debes entrenar determinadas horas y ya. Hay que buscar el apoyo de profesionales deportivos que sepan determinar cuáles son las cargas de entrenamiento adecuadas”, indica.
- Hidratación. Como se explica en el número 152 de la Revista de la Fundación Española del Corazón, una incorrecta hidratación eleva la temperatura corporal durante el ejercicio, lo que se conoce como hipertermia. Se aconseja beber una cantidad de líquido aproximada de 5-7 ml/kg unas 4 horas antes del ejercicio -en una persona de 70 kg, entre 350-490 ml-, y dependiendo del tipo y duración de la actividad, precisará más o menos reposición (para una actividad de entre 60-90 minutos, se recomienda beber entre 100 y 130 ml cada 10 minutos). Tras el esfuerzo, la recomendación es beber 1500 ml por kg de peso corporal perdido. Tan importante es tener un programa de entrenamiento bien diseñado como días de descanso planificados. El sobreentrenamiento se produce por un desequilibrio entre el entrenamiento y la capacidad de recuperación. Se caracteriza por presencia de fatiga, con alteraciones del sistema nervioso, depresión del sistema inmunitario, disminución de la capacidad aeróbica y de la eficiencia ventilatoria y cardiaca, generando daño muscular. Por eso es importante dedicar el tiempo necesario al descanso.
Síntomas ante los que estar alerta durante la prueba
Los síntomas que deben alertar al corredor son dolor torácico, falta de aire desproporcionada, que se pierda mucha capacidad de rendimiento, palpitaciones, mareos o pérdida de conocimiento. El problema es que, en ocasiones, los deportistas confunden los síntomas de la enfermedad con los propios síntomas de la fatiga, “y les es complicado ver la diferencia. Pero es importante estar atentos ante cualquier manifestación de un posible evento cardiovascular”, afirma el doctor Leonel Díaz González.
Aunque esos síntomas pueden no deberse a causas cardiológicas, la recomendación del colectivo médico es detener la marcha y apartarse saliendo de la pista, sentarse o tumbarse de lado y pedir ayuda. Ante la duda, siempre es mejor parar y ser atendido.
Beneficios del deporte
Siguiendo estas recomendaciones, la práctica regular del running es una excelente forma de cuidar la salud cardiovascular, que se beneficia de lo que la actividad física aporta al organismo.
En concreto, el corazón responde al esfuerzo que implica correr aumentando la cantidad de sangre que circula por el organismo. Para mejorar su respuesta, el corazón se adapta aumentando su tamaño: las cavidades cardiacas se dilatan y aumenta ligeramente el grosor de las paredes musculares. También mejora la capacidad de este órgano para llenarse de sangre, succionando la que le llega a través del sistema venoso. El resultado es que, con estas adaptaciones, será capaz de bombear más sangre en cada latido.
Por otra parte, en el sistema vascular aumenta el calibre de arterias y capilares, lo que tiene mucha importancia en la circulación de los pulmones y en los músculos. También mejora el sistema vascular coronario (las arterias que llevan la sangre específicamente al corazón), además del flujo y la perfusión coronarias. Junto a todo lo anterior, la práctica frecuente de una actividad física intensa como correr mejora el funcionamiento de las propias células musculares, el aparato respiratorio y el funcionamiento de todos los órganos y sistemas en general.
Además de todo lo anterior, correr, al igual que cualquier otra actividad aeróbica que practiquemos con frecuencia, ayuda a mantener alejados los principales factores de riesgo cardiovascular. Tanto la obesidad como la hipertensión, la diabetes o niveles altos de colesterol pueden mantenerse a raya más fácilmente si practicamos deportes aeróbicos periódicamente. Incluso contribuyen a reducir el estrés emocional, que si se mantiene en el tiempo también puede causarnos problemas.