¿Afecta el amor a nuestro corazón?

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Besar es un pequeño regalo para el corazón. Especialmente durante la fase del enamoramiento, cuando el cerebro segrega hormonas como la oxitocina o la dopamina, que nos ayudan a combatir el estrés, uno de los enemigos de la salud cardiovascular. Por eso el próximo 13 de abril, Día Internacional del Beso, es una fecha perfecta para recordar que el amor afecta a nuestro corazón, y lo hace de forma muy positiva.

La razón es que los vínculos afectivos son aliados de la salud cardiovascular, ya que, además de contribuir a mejorar las cifras de nuestra presión arterial, ayudan a evitar los conocidos como factores psicológicos del riesgo, entre los que se encuentran la ansiedad, el estrés y la depresión.

No es el único motivo por el que mantener un entorno afectivo resulta beneficioso para la salud cardiaca. Según un estudio llevado a cabo por la World Heart Federation (WHF), las personas con fuertes lazos afectivos mejoran entre dos y cuatro veces su capacidad para reponerse de determinadas enfermedades. Así, el entorno afectivo ayuda a mejorar la respuesta ante tratamientos de enfermedades como las cardiopatías, tal como demostró la investigación.

Riesgo cardiovascular y problemas sentimentales

La relación también se da a la inversa: un entorno emocional en el que abunden los problemas sentimentales resulta perjudicial para la salud cardiovascular. Fue la conclusión de otro estudio, “Marital Stress Worsens Prognosis in Women With Coronary Heart Disease”, llevado a cabo por el Instituto Karolinska de Estocolmo. Tras estudiar a 600 mujeres de entre 30 y 65 años, los investigadores encontraron una relación entre el sufrimiento en las relaciones amorosas y el aumento del riesgo cardiovascular.

Según esta investigación, las mujeres con matrimonios estresantes tienen tres veces más riesgo de sufrir infartos que las mujeres felizmente casadas. En concreto, el estrés en el matrimonio provoca una progresión de la ateroesclerosis coronaria, con un aumento de la inestabilidad de las placas ateroescleróticas que favorecen la aparición de complicaciones cardiacas.

Así, todos los estudios coinciden en que mantener una buena salud emocional, con vínculos afectivos estables en nuestro entorno, es beneficioso para nuestra salud: reduce los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares y además ayuda a mejorar la respuesta ante tratamientos para enfermedades cardiacas. Junto a la práctica de ejercicio regular, una alimentación saludable y el control de factores de riesgo como la diabetes, la presión arterial y los niveles de colesterol, el amor hacia nuestra pareja, amigos y familiares es un perfecto aliado para el corazón.

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